Me encantan los monstruos, no sé el porqué pero es así. Quizás porque la idea de trabajar con los niños con personajes que en un principio se diseñaron para causar terror me parece un reto bastante interesante. Hace un tiempo ya os hablé de los monstruos que no dan miedo, o de los que cuidan a los peques mientras duermen, incluso os propuse «libros de monstruos para vencer el miedo».
Proponer a los peques que creen sus propios monstruos puede ser un ejercicio plástico fantástico, ya que no existen límites. Dibujar un niño o una niña implica tener un conocimiento mínimo del esquema corporal y seguir unas leyes naturales insustituibles: los niños tienen dos brazos, dos piernas, una cabeza… en cambio los monstruos pueden ser como tu quieras. Da igual si tienen dos cabezas o cuatro ojos, en el mundo de los monstruos todo vale.
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