A través de la historia, los estudiosos de la meteorología han cumplido con la labor de observar e informar acerca de los huracanes y tormentas con el fin de paliar sus posibles efectos sobre la población. Esta tarea resultaba bastante complicada cuando los huracanes no se designaban mediante un nombre, sino que se describía la zona afectada.
Para evitar confusiones acerca del fenómeno sobre el que se prendía alertar, los meteorólogos empezaron a poner nombres a los huracanes. El nombre permite identificar de manera más precisa, tanto a los especialistas que pretenden intercambiar información, como a los ciudadanos de a pie que pueden sufrir sus efectos.
Deja un comentario