Cuando hablamos de salud emocional, solemos destacar la importancia de desarrollar una buena autoestima, aunque parece ser que existe un menor interés sobre el autoconcepto. Cabe destacar que ambos términos se complementan y que no podría existir el uno sin el otro.
El conocimiento que el individuo tiene de uno mismo influye de forma considerable en su vida, ya que de éste dependen en gran medida las decisiones que va tomando. Pongamos un ejemplo, mi decisión sobre hacer o no hacer algo dependerá de aquello que sé que puedo hacer o no.
Tratándose de autoconcepto y autoestima es un error muy común utilizar ambos términos como sinónimos, si bien es cierto que ambos están relacionados con el autoconocimiento, existen características importantes que los diferencian.
La diferencia principal entre ambos es la dimensión en la que se utilizan, ya que, mientras el autoconcepto sirve para describir y designar nuestra forma de ser, la autoestima está más relacionada con nuestra propia forma de valorarnos.
¿QUÉ ES EL AUTOCONCEPTO?
El autoconcepto hace referencia a aquello que sabemos de nosotros mismos. Esta percepción viene dada tanto por las experiencias que vivimos, como por las valoraciones que los demás hacen de nosotros. Se va formando a lo largo de la vida y sólo implica aquellos aspectos descriptivos, es decir, no entra en valoraciones. El autoconcepto es sí es un conjunto muy amplio de autoconceptos más concretos basados en experiencias vividas, éxitos alcanzados, etc. en ciertas áreas del desarrollo. De esta forma podemos distinguir el autoconcepto físico, académico, social emocional o el personal.
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
La autoestima es la forma que tenemos de valorarnos a nosotros mismos. Sabemos que tenemos una forma determinada de ser que nos viene dada por el autoconcepto, pero nuestra forma de aceptar estas caracteristicas es la que marca la autoestima. Esta más relacionada con el mundo afectivo y viene determinada por la forma de comportarse con uno mismo. La autoestima, al igual que el autoconcepto, no nace con nosotros, sino que que es resultado de las experiencias y actitudes. De la misma forma tampoco es estática, sino que va cambiando y adaptándose a nuevas experiencias.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo de la autoestima se alimenta en gran medida de la información que nos llega de los demás, por lo que debemos ser respetuosos en nuestras valoraciones, sobre todo si estamos tratando con niños que están formando tanto su autoconcepto como su autoestima.
La autoestima está formada por tres componentes que se relacionan entre sí dando una visión más amplia al individuo sobre sí mismo. Estos tres componentes son:
- Componente cognitivo: lo que la persona sabe de sí mismo o autoconcepto. (Soy castaño)
-
Componente conductual: Lo que la persona es capaz de hacer en diferentes situaciones (sé jugar al tenis, pero no al fútbol).
-
Componente afectivo: Lo que sentimos hacia nosotros mismos. Puede ser positivo o negativo atendiendo a nuestro grado de aceptación. (“me gusta como soy” frente a “soy un inútil”)
Es importante tener en cuenta que una sana autoestima ayudará a los niños a enfrentarse a situaciones reales del día a día con mayor seguridad. Si un niño se ve capaz de realizar ciertas actividades se enfrentará a ellas de una forma positiva y optimista. Los niños con baja autoestima tiende a verse incapaces ante ciertas situaciones lo que provoca el rechazo de éstas, lejos de buscar soluciones buscan formas de evitar la situación que les causa angustia. Una respuesta muy común de estas niños es “no puedo”, mientras que los niños con autoestima positiva suelen intentarlo de todas formas.
Debemos fomentar la autoestima y el autoconcepto positivo en los niños para una garantizar una salud emocional sana , aunque de pautas que nos ayudar hablaré otro día. De momento, ¿me cuentas como ayudas a tus peques con su autoestima?
Si te gusta este tema, tenemos otro artículo relacionado:
12 formas de fomentar la autoestima en niños
SI QUIERES SABER MÁS DEL TEMA:
Libros para papás y mamás.
La clave de la felicidad, de la solución posible de los conflictos diarios, es la autoestima, concepto que alude no al puro engreimiento, sino a la forma en que cada individuo se ve a sí mismo y qué sentimientos tiene al respecto. En la conformación de un modelo de autoestima sólida interviene la acción de los padres, el medio familiar que ellos construyen a su alrededor y la relación que los une. «El niño feliz» es el resultado de la doble experiencia como profesional y madre empeñada en integrar ambos enfoques. Puedes comprarlo pinchando aquí.
Sin duda, es importante criar hijos responsables, pero más importante es educarlos para que sean jóvenes y adultos seguros, responsables de sí mismos y de su propia felicidad. La obra incluye una sección práctica en la que se dan las pautas para interpretar a través de dibujos en color la incipiente personalidad de los hijos y sus posibles problemas. Puedes comprarlo pinchando aquí.
Libros para peques.
Yo soy fantástico. Tengo un gran corazón”. Pero, para ser feliz, también el oso necesita un amigo. Un delicioso libro, divertido y algo sabio. Seleccionado por la CEGAL y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez para el catálogo Libros con Estrella 2005 «… un libro que nos llena de mimos, que nos ayuda a disfrutar de lo que somos y a buscar cobijo en los demás…. Yo transmite entusiasmo por la vida y nos recuerda lo estupendo que es estar aquí.» Puedes comprarlo pinchando aquí.
Para ser un lobo de verdad: 1. Hay que aullarle a la luna. 2. Hay que derribar casas a soplidos. 3. Hay que comerse a la gente. Al Buen Lobito le encanta preparar postres riquísimos, siempre se acaba tooooda la verdura del plato y es encantador con todos sus amigos. ¡Es un lobito muy BUENO! Pero se supone que los lobos de verdad no son buenos, sino MALOS, muy MALOS… ¿Descubrirá el Buen Lobito en este cuento que hay que tener mucho cuidado con los lobos MALOS? ¡Una divertida historia con una gran sorpresa final que dejará a los lectores con la boca abierta! Puedes comprarlo pinchando aquí.