¿Por qué juntamos varios líquidos y éstos no se mezclan? ¿Quieres crear tu propio frasco de colores con azúcar? Te explicamos cómo.
Cuando de pequeña me invitaban a las fiestas de cumpleaños de los compañeros del cole, recuerdo que nos encantaba hacer experimentos con todos los refrescos que teníamos a mano. Mezclar refresco de naranja con cola era el experimento estrella, aunque también existían la mezclas con zumos, limón, agua,etc. Estas mezclas daban paso a una especie de líquidos de un color indeterminado, con o sin burbujas, que bebíamos alegremente.
Había una cosa que nos llamaba la atención: si mezclábamos el zumo con agua, aquella mezcla solía ser uniforme y ya no se podía separar, pero si lo que hacíamos era mezclar con hielo, podíamos sacarlo todas las veces que quisiésemos y aquello seguía siendo zumo. ¿Cómo era posible si el hielo es agua? Estas mezclas nos permitieron descubrir estados de la materia, densidades, mezclas, etc. Y todo ello sin darnos cuenta de lo que estábamos observando.
El experimento de hoy consiste en mezclar diferentes líquidos y observar cómo se van colocando en un orden determinado dependiendo de su densidad. No vamos a obtener una mezcla de color indefinido, sino un frasco con líquidos de distintos colores separados.
Necesitamos:
- Frascos vacíos.
- Agua.
- Azúcar.
- Pinturas o colorantes.
- Pajitas
Paso a paso
Ponemos la misma cantidad de agua en tres recipientes diferentes.
Añadimos cantidades diferentes de azúcar.
Añadimos unas gotas de pintura o colorante.
Llenamos el frasco con los diferentes líquidos.
Observamos cómo se separan los colores.
Así lo han pasado nuestros Divers
¿Qué hemos aprendido?
La primera de las cosas que hemos podido observar es la diferencia de densidad entre los diferentes líquidos, esto significa que aunque tuviésemos la misma cantidad de agua en cada vaso, la cantidad de azúcar por agua ha aumentado, por tanto peso más. Esto deriva en que el orden final que adquieren los diferente líquidos en el tarro siempre es el mismo, estando el líquido más denso abajo – el que corresponde con el de mayor cantidad de azúcar – y quedando el menos denso arriba.
Además, hemos trabajado con pajitas para transportar el líquido de un recipiente a otro, introduciéndolas en el vaso y taponando la parte de arriba. Este gesto impedía que el aire se introdujese en la pajita, por tanto el líquido se mantenía dentro sin caer y se podía transportar con facilidad.