Una de las principales características del aprendizaje debe ser la de adquirir conocimientos a través de lo que está pasando a nuestro alrededor. Conocer el entorno que nos rodea y ser capaces de cambiar nuestros esquemas previos nos permite adquirir nuevos saberes de una forma mucho más cercana y significativa, ya que aprendemos como consecuencia de la experiencia vivida.
No hace mucho tiempo, en una de esos debates que se abren a través de la red entre distintos profesores, se debatía si era necesario o no celebrar las innumerables fiestas populares que van surgiendo a través del curso escolar. Me sorprendió la cantidad de docentes que consideraban no sólo innecesario, sino una auténtica pérdida de tiempo la celebración de todas y cada una de las fiestas, puesto que esto no les dejaba impartir otras materias mucho más necesarias a su entender. No es que no entienda la postura de un docente que debe llegar a unos objetivos y unos contenidos, pero teniendo en cuenta que nuestros alumnos son los ciudadanos del futuro – y también del presente en la medida que sus edades lo permiten – sinceramente no entiendo como se puede considerar una pérdida de tiempo conocer y entender tu sociedad y el folclore que la compone.
Creo que las fiestas populares pueden ir mucho más allá del mero divertimento, llegando a formar parte importante del currículum, el problema es que desligamos tanto cada materia por su parte que llegamos a enseñar un sinfín de contenidos desligados y sin relación, que se evalúan perfectamente mediante un examen de esta u otra materia, pero que no llegan a tener valor real para nuestro día a día.
Por esta razón, he hecho esta pequeña selección de actividades matemáticas basadas en la fiesta de Halloween, para que folclore y contenido curricular puedan ir de la mano, de una forma amena y divertida.
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