En casa nos gusta hacer manualidades, es algo que nos relaja y nos une, pero a veces en esas manualidades se nota demasiado que se trata de actividades dirigidas, por lo que hace un tiempo destinamos una habitación de la casa – el llamado cuarto de plancha hasta ese momento – a montar un espacio para tener ordenados nuestros materiales.

En ese espacio disponemos de pinturas, ceras, tijeras, pegamentos, papel de seda, cartulinas, pompones, palos de polo, velcros, plumas, ojitos móviles… todo lo que se pos pueda ocurrir para hacer una manualidad con los peques, y ellos pueden ir allí siempre que quieran, con o sin acompañante.

¿Que pasa cuando no los diriges?

En primer lugar te das cuenta de que tienen preferencias por unos materiales respecto a otros. Estas preferencias no son invariables, sino que cambian con el estado de ánimo, con los pensamientos del momento, con el cansancio, etc. incluso con las conversaciones que has tenido minutos antes. Este día concreto, mis peques eligieron rotuladores y post-it, ya que sabían que disponían de poco tiempo para «inventar» su manualidad.

¿Casualidad o descubrimiento?

Los peques empezaron dibujando en post-it con forma de manzana que tenían a mano. No creo que tuviesen otra intención que el dibujo mismo, auque lo que pasó fue algo maravilloso.

Descubrieron que si ponían dos manzanas juntas y las doblaban un poco aquello se asemejaba mucho a una fantástica mariposa, por lo que no tardaron en pedir ayuda para buscar la grapadora.

Con este descubrimiento, el fin de la actividad cambió, por lo que los nuevos dibujos en las manzanas se fueron adaptando para asemejarse más a mariposas, apareciendo círculos, cruces, espirales, etc. colocados de forma simétrica en las dos manzanas que formarían parte de la futura mariposa.